La primera vez que escuché del Valle del Silicio no sabía a qué se refería. Me imaginaba que era una especie de Disneylandia empresarial donde se conjugaban la magia de los adelantos tecnológicos con la infraestructura física, como si fueran parques temáticos en forma de empresas.
Para mi sorpresa, el Valle del Silicio es un concepto que hay que descifrar y que tal vez y pueda llevar mucho tiempo en hacerlo. Durante los años que he estado adscrito en el Consulado General de México en San José, donde se localiza el Condado de Santa Clara, sede de empresas como Google, Apple, Intel, Netflix, HPE, Adobe, Nvidia, Cisco, entre otras, me he dado cuenta que la imaginación puede llevarnos por caminos erróneos, pero no por ello menos interesantes.
En ese contexto, empresas como las antes citadas son una especie de fortalezas inexpugnables donde guardan secretos y patentes que las hacen únicas y fuertes. Uno de esos secretos lo descubrí cuando tuve la oportunidad de visitar Nvidia, el fabricante de semiconductores y unidades gráficas (GPU) para computadoras. Estando ahí, pude ver que ellos fueron los que realizaron todos los efectos especiales de la película de “Star Wars”. Asimismo, constaté todos los adelantos que tienen para instrumentar proyectos de ciudades inteligentes, como San José, donde uno observa a la gente caminar con reconocimiento facial. De igual manera, pude ver como instrumentan sus adelantos tecnológicos en diferentes campos de la medicina.
Otra de las sorpresas que tuve durante los años que estuve en el Valle del Silicio fue observar la tecnología de Aruba Networks, de HPE, aplicada a estadios de futbol como el Camp Nou de Barcelona o del Tottenham Hotspur de Londres. A partir de esa tecnología, como aficionado, uno puede ordenar una cerveza con una aplicación, ver cuál de los baños está menos congestionado, tener acceso a internet, a estadísticas y una gama de servicios para hacer más placentera la visita para ver jugar al equipo favorito.
Otra sorpresa fue la visita a la planta de Tesla, donde se observa una amalgama de esfuerzos entre máquinas, hornos, líneas, robots y humanos. Nada más impresionante que observar el horno más alto del continente para una planta automotriz. Igualmente, impresionante para mí fue darme cuenta que algunas partes de las líneas que utilizaban robots tuvieron que ser remplazados por humanos, puesto que éstos resultaron ser más eficientes y rápidos que las máquinas. Impresionante, ¿no creen?
Pudiera hablar de un sin número de experiencias del Valle del Silicio, simplemente quiero resumir que es un lugar donde la imaginación, la creatividad y la innovación se conjugan, pero no es tan evidente. Hay que salirlas a buscar, a descubrirlas, a encontrarlas. No es fácil, hay que tener redes de contactos personales, pues las empresas son celosas de lo que guardan, y con justa razón; sin embargo, el Valle del Silicio es un lugar para impregnarse de un espíritu emprendedor y aventurero, donde no existen límites para la imaginación, la innovación y el talento. Algo que está presente en la mayoría de los mexicanos.
Manuel Herrera Rábago es Consejero del Servicio Exterior Mexicano. Ha sido encargado de promoción económica y cooperación científica en la Misión de México ante la Unión Europea, Embajada de México ante Bélgica y Luxemburgo; y en el Consulado General de México en San José, California. Es egresado de la Universidad de Monterrey, del Instituto Matías Romero, de la The London School of Economics y de la Universidad Anáhuac.
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