Hasta hace unos años, la escena de las startups de Noruega era muy pequeña y en gran parte desconocida. A partir de 2018, ese panorama ha cambiado drásticamente debido a un creciente consenso de todos los actores principales en Noruega sobre la necesidad de que su economía transite de una dependiente de hidrocarburos y sus servicios asociados, a una de innovación tecnológica diversificada. Tal es el caso que 20% de la totalidad de las nuevas empresas en Noruega desde 2020 a la fecha están evocadas a la tecnología (DN).
Hay varias explicaciones de por qué el panorama de startups de Noruega no se compara con el de otros países europeos y nórdicos. Irónicamente, un factor determinante ha sido la razón de la enorme riqueza de Noruega: recursos de petróleo y gas. Esta industria acaparó por años toda la financiación, la atención del gobierno y las mentes más brillantes, por tal razón el país llegó tarde a la fiesta de la innovación ya que no había una necesidad real de diversificar sus prioridades.
Actualmente, como podemos ver en el Índice Global de Innovación (GII), Noruega ocupa el lugar 20, siendo el número 1 en infraestructura, el 3 en instituciones (Entorno político, efectividad gubernamental, regulación ambiental); además de ocupar el número 1 en rating de crédito según el World Digital Competitiveness Ranking 2020 (IMD).
Algunas de las razones por las que Noruega está específicamente preparada para convertirse en un nuevo punto de acceso para startups son:
Noruega tiene una larga tradición de colaboración público-privada en iniciativas empresariales. El gobierno tiene una participación en algunas de las empresas privadas más grandes, como el gigante petrolero Equinor (+/- 70% de participación), el mayor banco DNB (+/- 34%) y la mayor empresa de telecomunicaciones Telenor (+/- 54%). Sin embargo, el sector público no solo toma participaciones en grandes corporaciones, sino que invierte en pequeñas empresas y nuevas empresas en todo el país a través de fondos y organizaciones diferenciales.
Noruega ha tomado la iniciativa en apoyar a las startups, tanto en el marco legislativo como en términos económicos o de políticas públicas en pro de la digitalización. Como parte de la estrategia del Noruega, y en coordinación con los sectores de I&D, empresarial y financiero, han renovado el interés por la internacionalización de sus compañías de innovación como una solución a la necesidad de que éstas logren ‘escalar’ (scale-up) para volverse plenamente autosustentables y así añadir aún más valor a la economía.
El ente gubernamental encargado de estimular a la innovación es Innovation Norway. Esta organización ayuda a las empresas emergentes y las organizaciones establecidas a resolver problemas prácticos, y lo que es más importante, a la financiación a través de inversiones, préstamos y subvenciones.
La cultura de Noruega se considera extremadamente relajada. Además de eso, las estrictas leyes laborales de Noruega significan que la mayoría de las oficinas en la capital, Oslo, están vacías después de las 16:00 horas y eso no va acorde con la cultura del startup, por lo que gran parte de este movimiento ha sido impulsado por algunas organizaciones que facilitan el desarrollo peculiar de emprendimientos, cada una a su manera. 657 Oslo y MESH son espacios de coworking que estimulan la colaboración, gestionando varios espacios de oficinas compartidos con servicios de mentoría en Oslo, Bergen y Trondheim. Además, hay varios programas de inversión temprana similares a una incubadora, como StartupNorway, StartupLab y Antler.
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